martes, 17 de septiembre de 2013

Historia crítica de Yeshua ha Gelilí ( I )


Usando el método crítico de la comparación de textos, se encuentra una visión de la historia de Yeshua ha Gelilí más sólida y sobre todo, revisable y dialogante, que las de las religiones organizadas, que se afirman dogmáticamente.

Por ejemplo, hay dos versiones de las Bienaventuranzas en dos Evangelios: una, responde a la tradición oral: es... más corta y rítmica, con paralelos, fácil de recordar de palabra, como un chiste: hay cuatro bendiciones y cuatro maldiciones; otra, es más larga, no tiene ritmo, más difícil de recordar, tiene que ser puesta por escrito: hay ¡ocho! bendiciones, no hay maldiciones.

Que haya tradición oral, ya habla a favor de que hablamos de hechos reales, aunque también hay chistes de Jaimito, un personaje irreal. Que una versión, que debe ser posterior, más elaborada, trate de eliminar la otra, nos mete en un proceso histórico.

En la versión corta, se habla de los pobres, los que tienen hambre, y los que lloran, a secas; también de los ricos, los hartos de comer y los que ríen. En la versión larga, se echa bastante azúcar: los pobres son los pobres de espíritu, que debe referirse a los que conservan sus bienes materiales pero pretenden no quererlos mucho; y los que tienen hambre, se convierten en los que tienen hambre y sed de justicia, una idea mucho menos concreta. No existen las imprecaciones contra los rícos hartos de comer y que ríen frente a los que lloran.

En la versión corta se ve la tradición cultural del Norte de la Tierra de Canaán (Palestina), que era la del dios ‘El, Presidente de la Asamblea de los Dioses o ‘Elohim: “Cuando haya justicía en la tierra, la viuda se vea protegida y el huérfano seguro, entonces me llamaréis y yo diré: Aquí estoy”, como decía el Nabi Yesayahu. Era el dios de la justicia y la misericordia, mientras los otros solían serlo del poder, de la procreación, etc (nada malo, pero distinto) Tradición distinta de la del Yahoueh de las cinco vocales, el dios del poder, del único Templo, del culto: “Estoy harto del humo de los sacrificios, me marea”, decía Yesayahu en nombre de ‘El.

Ésta es la tradición cultural que seguía Yeshua ha Gelilí, el último Nabi o Profeta del Norte, la de la versión corta de las Bien- y Malaventuranzas, pobres que tienen hambre y lloran, frente a ricos hartos de comer y que ríen. Parece que murió invocando a ‘El… Después de él, siguió vivo el Kahal de los Evyonim o Pobres de Yerushalayim, presidido por su hermano Yaaakov, organizados en comunidad dc bienes, un comunismo.

Los persiguió Saúl, de la escuela de los Fariseos, los Ricos, hasta que de pronto, oyó la voz de Yeshua: “Saúl, ¿por qué me persigues?”. Cayó fulminado, se convirtió en Paulus (en latín, “Poco”), pero estaba formado como Fariseo, era listo, orgulloso y gran organizador, quiso hacer las cosas a su manera, sin contar con los Pobres de Jerusalén… y fundó la Iglesia Farisea, la Iglesia Católica, en la que los ricos podían guardar sus riquezas.

Su Iglesia reescribió la versión corta de las Bien- y Malaventuranzas, las alargó, las disimuló para que no se viera que hablaban de los problemas de clase, y suprimió las menciones a los ricos, porque Yeshua iba más allá de Yesayahu, no hablaba sólo en favor de los pobres, sino en contra de los ricos.

No hay comentarios: